
Escrito por Shreyansh Budhia
Traducido por Pilar Espitia
Mientras que los embates entre grupos de supremacistas blancos y opositores en Charlottesville, Virginia, en agosto 12 y 13 de 2017 demuestran que el racismo en Estados Unidos es un fenómeno generalizado que persigue a las minorías raciales, se vuelve más y más evidente que nuestra tarea como sociedad para eliminar este mal y liberar a las minorías de sus garras no está completa. A decir verdad, el racismo en ambas formas, tanto extrínseco como intrínseco, afecta a las minorías de todas las etnicidades y colores en Estados Unidos. Hoy en día, las instituciones educativas en todo Estados Unidos usan el racismo para impactar de manera desfavorable el desempeño educativo de los estudiantes negros. Las cortes y organismos policiales son liderados por reconocidos supremacistas blancos que fallan a favor de los suyos. Los hombres negros se vuelven injustamente sospechosos en encuentros con la policía, y los reclusos negros superan en números de proporciones incomprensibles a los blancos. Los profesionales negros en el gobierno y el mundo corporativo se encuentran con casos sutiles de comportamientos prejuiciosos debido al color de su piel y herencia. Todos estos ejemplos sugieren que el racismo es un problema social que actúa como un obstáculo para el desarrollo socioeconómico de la comunidad afroamericana.