Créditos de la imagen: Salwan Georges

Traducido por Pilar Espitia

Hace poco tuvimos el placer de sentarnos a conversar virtualmente con Mansoor Adayfi, autor de “Don’t Forget Us Here: Lost and Found at Guantánamo” [“No se olviden de nosotros: De cómo me perdí y me encontré en Guantánamo”]. Mansoor es activista, ex-prisionero de Guantánamo y actualmente reside en Serbia. A la edad de tan solo dieciocho años, fue secuestrado en Afganistán y vendido al gobierno de los Estados Unidos. Retenido en Guantánamo por catorce años, fue torturado y despojado de sus derechos más básicos.

Hablamos con Mansoor sobre lo que le diría a la versión más joven de sí, si pudiera volver en el tiempo, sobre su vida en Serbia y su reciente graduación de la universidad. Como gestor de proyectos de la ONG llamada CAGE, Mansoor y sus antiguos compañeros de prisión, o sus “hermanos”, han publicado un plan de ocho puntos para instruir al Presidente Biden sobre cómo cerrar Guantánamo de forma apropiada. Alrededor del cuello, Mansoor portaba un pedazo de tela naranja para simbolizar su solidaridad con sus hermanos y explicó sus planes para defender el cierre de Guantánamo hasta que sus hermanos fueran libres. Mientras Mansoor hablaba con convicción y humor, llamando al silencio “la herramienta de los opresores”, poco a poco se volvió claro que su voz será un instrumento poderoso de la justicia en los años venideros.

Escrito por Alexia Rauen

Traducido por Pilar Espitia

El texto autobiográfico de Mansoor Adayfi publicado en 2021 Don’t Forget Us Here: Lost and Found at Guantánamo [No se olviden de nosotros: De cómo me perdí y me encontré en Guantánamo] transporta a los lectores a la bahía de Guantánamo en Cuba, a un mundo en el que niños y adultos son torturados de forma rutinaria por los Estados Unidos. La bahía de Guantánamo es una base naval en posesión de Estados Unidos desde 1903. Adayfi pasó su niñez en las montañas idílicas de Yemen1 con sueños de estudiar en los Emiratos Árabes Unidos.2 Cuando Adayfi tenía 18 años, viajó a Afganistán en un viaje de investigación para un importante jeque que le prometió una carta de recomendación para la universidad a cambio de su trabajo.3 En ese entonces, los Estados Unidos ofrecían recompensas por atrapar a combatientes talibanes y de Al-Qaeda; Adayfi fue capturado y vendido por caudillos que lo obligaron a decir que era un miembro de Al-Qaeda o que, sino, los estadounidenses lo matarían.4 A su vez, los estadounidenses capturaron a un muchacho yemení de 19 años y reinventaron la narrativa de quién era. Se convencieron de que era un general egipcio mayor (“incluso creían que [el general] se había hecho una cirugía plástica para verse jóven y diferente, supongo, para que se pareciera a mí”) y lo torturaron por años para obtener información que él de ningún modo podía poseer.5 

Escrito por Alexia Rauen

Traducido por Pilar Espitia

Como en gran parte del mundo, la pandemia de la violencia contra la mujer también ha azotado a Puerto Rico. En enero de 2021, el gobernador de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, declaró un estado de emergencia para responder. En mayo de 2021, los puertorriqueños se tomaron las calles para protestar después de que dos feminicidios ocurrieran. Andrea Ruiz fue asesinada por su ex-novio, Miguel Ocasio, después de que no pudo obtener una medida cautelar, y Keishla Rodriguez fue asesinada por el boxeador Felix Verdejo después de confesarle que estaba embarazada de él. La indignación frente a la violencia de género ha llegado incluso hasta Bad Bunny, el artista puertorriqueño de música trap, y cuyo video musical “Solo de mi” muestra a una mujer cada vez más llena de moretones y sangre a punto de salir del escenario, lo que hace presumir al espectador representa el abandono de su agresor. Pero para muchas mujeres en Puerto Rico, hay pocas opciones o protecciones para aquellas que desesperadamente tratan de escapar. De acuerdo con NBC News, las cortes de Puerto Rico han negado el 68% de las medidas cautelares requeridas en los últimos nueve meses.

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Por Linda E. Moran, Ph.D. 

Traducción por Pilar Espitia, Ph.D. 

Resumen: La investigación de Elsa Chaney publicada en 1971 sobre el compromiso político femenino en Latinoamérica le aseguró su legado como pionera del campo. Por décadas, también proporcionó un punto de partida a investigadores cuyas teorías evolucionaron con el modelo de la supermadre. Los desarrollos sociopolíticos del siglo veintiuno, de ahora en adelante, cuestionan la viabilidad de este modelo. Esta discusión sugiere una reestructuración del modelo: una “adaptación de las especies” con capacidades mejoradas: La supra-madre. 

Traducido por Pilar Espitia

La siguiente entrevista se llevó a cabo en julio de 2020 con Erika Quinteros, escritora e ilustradora de TOMASA TITO CONDEMAYTA: Una histora de valor y coraje. Erika Quinteros es ingeniera industrial con una maestría en Comunicación Política y Gobernanza de la Universidad George Washington. Ha trabajado como asesora en el diseño y evaluación de proyectos de desarrollo comunitario. Tiene un particular interés por temas de género, los derechos de las personas indígenas y la protección medioambiental. 

¿Qué te inspiró a escribir la historia de Tomasa Tito Condemayta?

Fue la misma Tomasa y su poderosa historia. Fue una mujer indígena que lideró un batallón de mujeres para luchar contra los españoles. Esto sucedió en un periodo cuando muchos peruanos creían que la mujer no tenía un papel militar o político. 

Creo que, al haber crecido leyendo tantos libros diferentes y siendo inspirada por personas extranjeras, no podía creer que nadie me hubiera contado la historia de Tomasa. Era peruana, como yo. Era una mujer, como yo. Y aunque yo no soy indígena, mi abuela era indígena, así que una parte de mí es indígena. En Perú nuestros héroes nacionales son sobre todo hombres blancos y pudientes. Creo que todo niño/a debería poder aprender sobre héroes con los que él o ella se pueda identificar, y estoy segura que muchos estarán fascinados e inspirados por Tomasa y su valentía.

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Escrito por Shreyansh Budhia

Traducido por Pilar Espitia

Mientras que los embates entre grupos de supremacistas blancos y opositores en Charlottesville, Virginia, en agosto 12 y 13 de 2017 demuestran que el racismo en Estados Unidos es un fenómeno generalizado que persigue a las minorías raciales, se vuelve más y más evidente que nuestra tarea como sociedad para eliminar este mal y liberar a las minorías de sus garras no está completa. A decir verdad, el racismo en ambas formas, tanto extrínseco como intrínseco, afecta a las minorías de todas las etnicidades y colores en Estados Unidos. Hoy en día, las instituciones educativas en todo Estados Unidos usan el racismo para impactar de manera desfavorable el desempeño educativo de los estudiantes negros. Las cortes y organismos policiales son liderados por reconocidos supremacistas blancos que fallan a favor de los suyos. Los hombres negros se vuelven injustamente sospechosos en encuentros con la policía, y los reclusos negros superan en números de proporciones incomprensibles a los blancos. Los profesionales negros en el gobierno y el mundo corporativo se encuentran con casos sutiles de comportamientos prejuiciosos debido al color de su piel y herencia. Todos estos ejemplos sugieren que el racismo es un problema social que actúa como un obstáculo para el desarrollo socioeconómico de la comunidad afroamericana. 

Hace poco nos sentamos con Néstor Gómez, cuarenta veces ganador del Moth Grand Slam, y conductor del podcast de historias, 80 Minutes Around the World.  

Néstor, que antes tartamudeaba, proviene de Guatemala y encontró su voz después de migrar a Chicago, entrar al bachillerato, y aprender a moverse dentro de una nueva cultura. Actualmente usa su plataforma para animar a otros a contar sus historias. 

“Cada lugar, cada persona y cada cosa me inspira una historia o poema distinto,” dice.