Prejuicio racial en el sistema educativo estadounidense: Efectos del racismo en las vidas de estudiantes negros y en su éxito académico

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Escrito por Shreyansh Budhia

Traducido por Pilar Espitia

Mientras que los embates entre grupos de supremacistas blancos y opositores en Charlottesville, Virginia, en agosto 12 y 13 de 2017 demuestran que el racismo en Estados Unidos es un fenómeno generalizado que persigue a las minorías raciales, se vuelve más y más evidente que nuestra tarea como sociedad para eliminar este mal y liberar a las minorías de sus garras no está completa. A decir verdad, el racismo en ambas formas, tanto extrínseco como intrínseco, afecta a las minorías de todas las etnicidades y colores en Estados Unidos. Hoy en día, las instituciones educativas en todo Estados Unidos usan el racismo para impactar de manera desfavorable el desempeño educativo de los estudiantes negros. Las cortes y organismos policiales son liderados por reconocidos supremacistas blancos que fallan a favor de los suyos. Los hombres negros se vuelven injustamente sospechosos en encuentros con la policía, y los reclusos negros superan en números de proporciones incomprensibles a los blancos. Los profesionales negros en el gobierno y el mundo corporativo se encuentran con casos sutiles de comportamientos prejuiciosos debido al color de su piel y herencia. Todos estos ejemplos sugieren que el racismo es un problema social que actúa como un obstáculo para el desarrollo socioeconómico de la comunidad afroamericana. 

Discurso del prejuicio racial en la educación

El racismo en Estados Unidos afecta a los estudiantes desde los primeros niveles del preescolar hasta llegar a la universidad. De acuerdo al artículo de CNN titulado “Racial disparities persist in US schools, study finds [Estudio encuentra que la inequidad racial persiste en las escuelas de Estados Unidos]”, los niños negros en edad preescolar son suspendidos 3.6 veces más que los niños blancos, y desde el jardín hasta el 12° grado, los estudiantes negros tienen 3.8 más probabilidad de ser suspendidos que sus compañeros blancos. De 1.6 millones de niños que asisten a escuelas con funcionarios policiales pero sin consejeros, la mayoría  son afroamericanos, asiáticos o latinos. Adicionalmente, estos estudiantes tienen más probabilidades de tener maestros sin la capacitación necesaria, y son más propensos a inscribirse en escuelas que no tienen cursos avanzados como Álgebra II, Química, Física y Cálculo. De acuerdo al artículo de Casey Quinlan publicado en ThinkProgress, “How Racial Bias Affects the Quality of Black Students’ Education [Cómo el prejuicio racial afecta la calidad de la educación de estudiantes negros]”, un estudio hecho en 2014 por la Asociación Estadounidense de Psicología [APA por sus siglas en inglés] mostró que “los niños negros de hasta 10 años eran vistos como menos inocentes que sus pares blancos y tenían más probabilidades de ser confundidos con niños mayores”. Más aún, este estudio también sugiere que los estudiantes negros están constantemente bajo la vigilancia de los funcionarios policiales en las escuelas. Sin embargo, estos oficiales no están entrenados para distinguir entre el comportamiento criminal en las calles de un comportamiento adolescente normal en las aulas de clase, y así, estos estudiantes son injustamente acusados, y se les dan multas que muchas veces no pueden pagar.

Para los estudiantes negros no es solo lo que pasa en las escuelas en un nivel informal lo que perjudica sus oportunidades de triunfar. Alrededor del país, y no solo en los estados del sur –incluso después del caso Brown contra El consejo de educación que sucedió hace más de 60 años– hay una objetable presencia de escuelas racialmente segregadas que hace que los estudiantes tengan dificultades para interactuar con pares de otras etnias y superen el prejuicio racial. Desde áreas empobrecidas del sur, hasta ciudades relativamente prósperas como Nueva York, Chicago y Boston, el país tiene innumerables escuelas que todavía tienen que pasar por el proceso de eliminar la segregación. Por ejemplo, en 2014, el estado de California tenía 31 casos abiertos para abolir la segregación. Asimismo, más allá de la discusión de la segregación, los niños negros en las escuelas –incluidos aquellos que van a escuelas sin segregación– tienen que dominar planes de estudio que no mencionan su herencia o historia. Los planes de estudio escolares son muchas veces adaptados de formas que omiten el horrible pasado de la esclavitud o lo modifican para que parezca menos espantoso y cruel. Por ejemplo, un libro de texto de McGraw-Hill se refería a los esclavos como “trabajadores” que “emigraron” a los Estados Unidos, lo que devalúa la historia afroamericana y tergiversa los hechos. Adicional a esto, los educadores que quieren enseñar a sus estudiantes sobre la historia de las minorías raciales no pueden hacerlo, ya que los exámenes estatales quieren que los estudiantes se enfoquen en las historias y vidas de los padres fundadores blancos. 

Esta aproximación histórica centrada en lo blanco se manifiesta en el ámbito de los códigos de vestimenta académicos, donde los vestidos del día de graduación están específicamente diseñados para afirmar una predominante cultura blanca elitista con la cuál los estudiantes negros no se identifican. Como ejemplo, Casey Quinlan en su artículo de ThinkProgress, “How Racial Bias Affects the Quality of Black Students’ Education [Cómo el prejuicio racial afecta la calidad de la educación de estudiantes negros]” escribe: “Esta primavera, un estudiante negro que asistió a su graduación usando un tejido Kente, un tejido tradicional ghanés, fue escoltado fuera de la ceremonia por la policía, pues su tejido violaba los códigos de vestimenta de la ceremonia”. Este caso no es el único que surge en el ámbito de la dominación blanca en los códigos de vestimenta académicos. Los estudiantes negros también encuentran que los códigos de vestimenta de la escuela impiden su posibilidad de llevar su cabello de la manera que la mayoría de tradiciones y costumbres africanas promueven. Estos factores –entre muchos otros– constituyen la experiencia negra en la academia estadounidense e impactan de manera negativa el desempeño académico de muchos estudiantes negros. 

Micro-agresiones raciales: Sus causas y consecuencias

Las micro-agresiones, que pueden ser comentarios, actitudes o comportamientos, son “formas sutiles (muchas veces involuntarias o inconscientes) de discriminación racial que afecta negativamente la salud mental de la víctima”. Estas micro-agresiones fueron ampliamente discutidas, una vez varias formas de discriminación racial abierta fueron proscritas a niveles locales, estatales y federales. Como lo explica el artículo, “The Adverse Impact of Racial Microaggressions on College Students’ Self-Esteem [El impacto adverso de las micro-agresiones raciales en estudiantes universitarios]” de Kevin L. Nadal, Yinglee Wong, et. al., a diferencia de formas abiertas de discriminación, las víctimas de estas micro-agresiones raciales no pueden recurrir a procesos legales para obtener justicia. De acuerdo con Nadal, Wong, y colegas, que citan un estudio de 2007 de Sue, Capodilupo, et.al., las micro-agresiones raciales pueden ser de tres formas: “micro-asaltos, micro-insultos, y micro-invalidaciones”. El micro-asalto, como lo describe el texto de Nadal, Wong, y colegas, “consiste en atacar a gente con diferencias raciales conocidas o asumidas a través de comportamientos derogatorios verbales o no verbales como poner apodos, ignorar a la persona y tener acciones discriminatorias deliberadas”. Mientras que el micro-insulto se refiere a “intercambios que comunican menosprecio por la herencia racial o identidad de una persona”. La micro-invalidación, otra vez, explicada por Nadal, Wong, y colegas, se refiere a un fenómeno donde los “pensamientos psicológicos, sentimientos o experiencias de una persona de color son negadas o anuladas por otros”. Estas tres ideas juntas constituyen el término micro-agresión racial. 

Nadal, Wong, y colegas, diseñaron un estudio para determinar los efectos combinados de estas tres micro-agresiones en el autoestima de los estudiantes, y para determinar si individuos de diversos grupos raciales experimentan la micro-agresión racial de forma distinta. Los investigadores reclutaron un total de 225 estudiantes de pregrado como participantes (163 nacidos en Estados Unidos), de los cuales 87 eran latinos, 44 afroamericanos, 43 blancos, 19 multiétnicos, 23 asiáticos americanos, y nueve que no se identificaron con ninguna de estas categorías. A los participantes se les pidió que siguieran la Escala de micro-agresión racial y étnica [REMS por sus siglas en inglés], una escala de 45 puntos que consiste en afirmaciones relacionadas a micro-agresiones raciales y étnicas. Se les pidió informar si habían experimentado cada una de las micro-agresiones étnicas mencionadas en los últimos seis meses, marcando “cero” si la respuesta era negativa, y “uno” si era positiva. La escala REMS estaba dividida en seis diferentes subescalas que medían seis diferentes áreas de micro-agresiones: “Suposición de inferioridad…Ciudadanos de segunda clase y Suposiciones de criminalidad…Micro-invalidaciones…Exotización/Suposición de similitud/…Micro-agresiones del entorno…y Micro-agresiones laborales o escolares”. Más tarde, a los participantes se les pidió seguir La escala Rosenberg de autoestima [SES por sus siglas en inglés] –una escala de diez puntos que consiste en afirmaciones relacionadas con los sentimientos individuales de valía y mérito propio– que va en el rango de uno (en completo acuerdo) a cuatro (en completo desacuerdo). 

Como se predijo, el resultado del estudio de Nadal, Wong, y colegas indicaba que había una “correlación negativa significativa” entre los resultados promedio de la escala REM y SES, lo que significaba un incremento en experiencias relacionadas a micro-agresiones que disminuían el autoestima. El estudio también identificó que los participantes negros y latinos reportaron más micro-agresiones relacionadas a sentimientos de inferioridad que los participantes blancos, y que los participantes negros específicamente reportaban estar más afectados por micro-agresiones de tipo “ciudadano de segunda clase” y de “criminalidad” que participantes blancos, asiáticos y latinos. Como lo resume el trabajo de los autores, los afroamericanos son más propensos a mostrar una baja autoestima cuando experimentan micro-agresiones debido a que se sienten como ciudadanos de segunda clase, y micro-agresiones que surgen de entornos escolares y laborales. 

Nadal, Wong, y colegas sugieren que los “consejeros de asuntos estudiantiles” son conscientes de los tipos de micro-agresiones que sus estudiantes experimentan en entornos escolares y laborales. De acuerdo a los autores, ya que la universidad es una experiencia formativa, se vuelve imperativo enseñar a los estudiantes diversas formas en las que pueden manejar las micro-agresiones. Los autores también enfatizaron la importancia de discusiones entorno a las micro-agresiones, pues sentían que hablar abiertamente sobre ellas puede ser beneficioso para los estudiantes afectados. 

Otro artículo de investigación titulado “Racial Battle Fatigue and the MisEducation of Black Men: Racial Microaggressions, Societal Problems, and Environmental Stress [La fatiga en la lucha racial y la educación errónea de los hombres negros: Micro-agresión racial, problemas sociales y estrés del entorno]”, de William A. Smith, Man Hung y Jeremy D. Franklin, diseñó un estudio para examinar cuantitativamente el papel que las micro-agresiones raciales y los problemas sociales tienen en predecir el “Estrés mundano, extremo y del entorno [MEES por sus siglas en inglés]” de los hombres negros.  

Habían tres preguntas para responder: “1) ¿El incremento en los niveles de educación impacta negativamente el efecto de los problemas sociales en el MEES? 2) ¿El incremento en los niveles de educación impacta negativamente el efecto de las micro-agresiones raciales en el MEES? 3) Al tener en cuenta las preguntas anteriores, ¿cuál es el impacto de las micro-agresiones raciales y problemas sociales en el MEES, al incrementarse los logros educativos?”. Esta investigación de Smith, Hung y Franklin examinó las experiencias raciales y relacionadas con el estrés de 661 hombres negros. De los participantes en este estudio, cerca de 90 por ciento eran nacidos en Estados Unidos, más de 80 por ciento tenía un diploma de bachillerato y 40 por ciento o más tenía un diploma universitario. Este estudio modeló una ecuación para lograr su meta y usó dos variables que causaban MEES: micro-agresiones raciales y problemas sociales. Para la variable de micro-agresiones raciales, se pidió a los participantes que respondieran cinco preguntas en una escala de cero a tres, siendo cero “nunca”, y tres “muy a menudo”: “1) Usted es tratado con menos respeto que otras personas, 2) La gente actúa como si le tuvieran miedo, 3) La gente actúa como si pensara que usted no es inteligente, 4) Recibe peor servicio que otras personas en restaurantes o tiendas, 5) La gente actúa como si usted fuera deshonesto”. Para la variable de problemas sociales, ocho puntos fueron propuestos: 1) VIH/SIDA, 2) Involucrarse en un crimen, 3) Discriminación racial, 4) Pobreza, 5) No tener un buen trabajo, 6) Uso excesivo de alcohol y drogas, 7) No ser un padre responsable, y 8) Los nombres negros no toman su educación con suficiente seriedad”. Aquí, los participantes respondían usando una escala de cero a dos, cero siendo “no es un problema” y dos siendo “un gran problema”. El MEES se obtuvo al revisar siete circunstancias: “Está preocupado por 1) No tener el servicio de salud que necesita, 2) Ser arrestado, 3) Que usted o un familiar se contagien con VIH o SIDA, 4) No tener suficiente dinero para pagar sus cuentas, 5) Ser víctima de un crimen violento, 6) Ser víctima de discriminación racial, 7) Ser tratado injustamente por la policía”. Estas variables eran valoradas de cero a tres, usando una escala de cuatro puntos, donde cero significa “para nada preocupado”, y tres significa “muy preocupado”.  

Los resultados finales de la investigación de Smith, Hung y Franklin fueron sorprendentes: la edad fue el único factor que influenció el MESS de hombres negros que no se graduaron del bachillerato. Si los encuestados se habían graduado del bachillerato, habían ido a la universidad o se habían graduado de esta, las micro-agresiones raciales eran significativamente responsables por el MEES en sus vidas diarias: 7.7 por ciento para bachilleres, 18.3 por ciento para estudiantes universitarios y 29.6 por ciento para graduados universitarios. En los hallazgos de Smith, Hung y Franklin, los hombres negros que continúan obteniendo su educación son significativamente afectados por las micro-agresiones raciales, lo que incrementa las situaciones de estrés.  

Prejuicio racial en las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas [STEM por sus siglas en inglés], y en las ciencias médicas 

En su documento de investigación titulado “Devalued Black and Latino Racial Identities: A By-Product of STEM College Culture? [Identidades devaluadas negras y latinas: ¿Un subproducto de la cultura universitaria STEM?]”, el investigador Ebony O. McGee se propuso entrevistar a 38 bachilleres con éxito académico que se identificaban como negros/as o latino/as. Aunque el propósito de esta investigación era descubrir varias formas en las que los estudiantes negros o latinos lidiaban con prejuicio y caracterización racial en ambientes académicos relacionados con campos de STEM, McGee se encontró con varios casos donde los participantes describían a profundidad la discriminación racial a la que se enfrentarían en sus futuras disciplinas. 

McGee descubrió que estos individuos se sentían “desanimados y exhaustos” al lidiar con el racismo al que se enfrentaban a menudo. Aunque los participantes llevaban a cabo prácticas sociales que eran comunes para su grado escolar, reportaron que se sentían fatigados al hacerlo. Los estudiantes, de acuerdo con McGee, “Intentaban desviar la fuerza de los estereotipos siempre presentes al cambiar sus identidades, mientras que se mantenían perfectamente informados sobre las nociones americanizadas de la raza”. En sus párrafos de conclusión, McGee también sugiere que situaciones de comportamiento y prejuicio racista implícitos y abiertos eran posiblemente la razón por la cual los beneficiarios negros de grados STEM se retiran con más frecuencia de carreras STEM, en contraste con sus camaradas blancos y asiáticos que permanecen en sus carreras. 

SIn embargo, el racismo no está limitado a los asuntos de STEM. Las escuelas de medicina son una más de las respetables y codiciadas instituciones repletas con prejuicios raciales y estereotipos. Para explorar cómo los comités de admisión de las escuelas de medicina participan en el racismo, Quinn Capers, Daniel Clinchot, y colegas diseñaron un estudio para medir el prejuicio racial implícito en miembros del comité. Hicieron que todos los 140 miembros –43 miembros de la facultad, 97 estudiantes (67 mujeres y 73 hombres) de la escuela de medicina de la Universidad del Estado de Ohio [OSUCOM por sus siglas en inglés]– tomaran el Examen de asociación implícita de lo blanco/negro [IAT por sus siglas en inglés]. Este es un examen de detección de sesgos que identifica prejuicios que un individuo no reconoce en sí mismo. El examen consiste en que los evaluados identifiquen imágenes de rostros de manera positiva o negativa. Primero, se pide a los participantes que conecten rostros de personas negras con palabras positivas y, segundo, rostros de personas blancas con palabras negativas. Después, se pide lo opuesto. La diferencia en el tiempo de respuesta para estas asociaciones es calculado y es usado para indicar la presencia de lo que Capers, Clinchot, y colegas identifican como prejuicio racial “implícito”. 

Los resultados revelaron que mientras todos los grupos de los participantes demostraron niveles significativos de una implícita preferencia blanca, miembros de la facultad y los hombres fueron los más prejuiciosos en esta tendencia, y las mujeres menos. Los exámenes también mostraron que los afroamericanos, tanto médicos como no, tienden a demostrar nada o poca cantidad de prejuicio racial en el IAT, lo que sugiere que una prominente presencia de afroamericanos en comités de admisión puede ayudar a las escuelas de medicina a reducir el impacto del prejuicio racial en admisiones de estudiantes negros.  

¿Están los prejuicios en las admisiones de las escuelas de medicina limitados a los comités de admisión, o también se manifiestan en los exámenes de admisión a la escuela de medicina [MCAT por sus siglas en inglés]? Un documento investigativo titulado “Do Racial and Ethnic Group Differences in Performance on the MCAT Exam Reflect Test Bias? [¿Las diferencias raciales y étnicas en el desempeño del MCAT reflejan prejuicios?]” propone resolver esta pregunta. El documento de Dwight Davis, J. Kevin Dorsey, y colegas examina datos de hallazgos de investigaciones acerca de los resultados en el MCAT de aspirantes blancos, negros y latinos. Concluyeron que las diferencias en el desempeño de diferentes grupos raciales en el MCAT refleja un prejuicio del examen mismo (prejuicio inherente en contra de cierto grupo de personas). 

De acuerdo con el documento de Davis, Dorsey, y colegas, la media de los resultados del MCAT para estudiantes negros y latinos era menor a la de los estudiantes blancos. No obstante, no había evidencia que sugiriera que estas diferencias en los resultados representaran alguna forma de prejuicio implícito o explícito en el examen. Por lo tanto, de acuerdo a la investigación de Davis, Dorsey, y colegas las diferencias en los resultados podrían ser explicadas por factores distintos al prejuicio racial que podrían ser “características de la familia y el vecindario, factores educacionales y condiciones geográficas”. 

Posibles soluciones

Toda la evidencia examinada hasta ahora apunta hacia el hecho de que el racismo en la academia estadounidense comienza en preescolar y se intensifica mientras el/la estudiante afroamericana sube los peldaños académicos hacia la universidad. ¿Pero cómo realmente se puede resolver este problema racial? Nida Denson, en su documento investigativo llamado “Do Curricular and Cocurricular Diversity Activities Influence Racial Bias? [¿Las actividades curriculares y cocurriculares de diversidad influencian el prejuicio racial? Un meta-análisis]”, trata de responder a esta pregunta. 

Denson dividió el término diversidad educacional en tres categorías diferentes –diversidad estructural, diversidad en el salón de clases, y diversidad en interacciones informales– y separadamente estudió estos tres fenómenos para responder tres preguntas: “1) ¿Cuál es la magnitud de la relación general entre actividades de diversidad curricular y cocurricular, y el prejuicio racial? 2) ¿Hay variación en el efecto que causan las actividades de diversidad curricular y cocurricular en el prejuicio racial? 3) ¿Cuáles son las razones de la presencia de esta variación, si hay unas?” Finalmente, en su investigación, Denson descubrió que programas relacionados con la diversidad en recintos universitarios de hecho traen un cambio positivo, y reducen el prejuicio social de los estudiantes universitarios. 

De hecho, no es solo el prejuicio racial estudiantil que es afectado por la diversidad y actividades que promueven diversidad. En el trabajo de Nicolas Bowman, “College Diversity Experiences and Cognitive Development: A Meta-Analysis [La diversidad universitaria y el desarrollo cognitivo: Un meta-análisis]”, descubrió que las experiencias universitarias de diversidad pueden afectar la habilidad cognitiva de los estudiantes de manera positiva. El autor afirma, “La experiencias universitarias de diversidad están asociadas con la ganancia de destrezas cognitivas, tendencias cognitivas, y otros o múltiples resultados cognitivos, lo que destaca el papel que estas experiencias juega en promover varias formas del desarrollo de estudiantes”. En otras palabras, la diversidad en ambientes académicos puede en definitiva ayudar a mejorar sus habilidades cognitivas y superar sus prejuicios raciales. 

Conclusión

Como ha sido demostrado con varias evidencias recopiladas a lo largo de este artículo, es claro que el prejuicio racial todavía persiste en la academia estadounidense, desde sus comienzos hasta hoy. Comenzando por más frecuentes encuentros con la policía en las escuelas, los estudiantes afroamericanos tienen que enfrentarse a crecientes ocasiones de prejuicio social, mientras suben los peldaños de la academia. Los afroamericanos presencian micro-agresiones en las universidades, son devaluados en las carreras STEM, encaran una competencia injusta mientras intentan entrar a las escuelas de medicina, y experimentan niveles más bajos de autoestima y confianza a causa de estos diversos factores. Gracias a la profundidad de la evidencia examinada, se vuelve claro que este problema es sólido y es perjudicial para el bienestar de las comunidades afroamericanas en todo Estados Unidos.  

Cualquiera que sea el caso, no es apropiado asumir que el problema del racismo en la academia no se puede resolver. Promover la diversidad y hacer que los estudiantes interactúen con compañeros a niveles interraciales, puede ayudarnos a superar este problema de una manera significativa. Es clave promover interacciones entre diversos grupos de estudiantes para ayudarlos a mejorar sus habilidades cognitivas. La presencia del racismo en la academia no necesariamente significa que no hay soluciones para resolverlo; significa que hay trabajo que hacer para resolver esta crisis y asegurar oportunidades académicas equitativas y un futuro igual para todos/as.  

Referencias

Aparicio, Ana. “An Unequal Start: Racial bias still persistent in U.S. Schools, and we must fix it.”US News. U.S. News & World Report, 29 July. 2016. www.usnews.com/opinion/articles/2016-07-29/american-students-of-color-are-still-not-treated-to-an-equal-education

Ahmed, Saeed.”Racial disparities persist in U.S. schools, study finds.” CNN,  7th June 2016. www.cnn.com/2016/06/07/health/schools-disparity-education-study/index.html

Bowman, Nicholas A. “College Diversity Experiences and Cognitive Development: A Meta- Analysis.” Review of Educational Research, vol. 80, no. 1, 2010, pp. 4-33. JSTOR, http://www.jstor.org/stable/40658444

Capers, Quinn IV, Daniel Clinchot, Leon McDougle, Anthony G Greenwald. “Implicit Racial Bias in Medical School Admissions.”  Academic Medicine, vol. 92, no. 3, pp. 365-369, March 2017, DOI: 10.1097/ACM.0000000000001388.

Davis, Dwight, Kevin K. Dorsey, Ronald D. Franks, Paul R. Sackett, Cynthia A. Searcy, and Xiao hui. “Do Racial and Ethnic Group Differences in Performance on the MCAT Exam Reflect Test Bias?” Academic Medicine, vol. 88, no. 5, pp. 593-602, May 2013, DOI: 10.1097/ACM.0b013e318286803a

Denson, Nida. “‘Do Curricular and Co-curricular Diversity Activities Influence Racial Bias? A Meta-Analysis.” Review of Educational Research, vol. 79, no. 2, pp 805-838. JSTOR, www.jstor.org/stable/40469057

McGee, Ebony O. “Davalued Black and Latino Racial Identities: A By-Product of STEM College Culture?” American Educational Research Journal, vol. 53, no. 6, pp. 1626-1662, December 2016, SAGE journals DOI: 10.3102/0002831216676572 .

Nadal, Kevin L, Yinglee Wing, Katie E. Griffin, Kristin Davidoff, Julie Sriken. “The Adverse Impact of Racial Microaggressions on College Students’ Self-Esteem.”Journal of College Student Development, vol. 55, no. 5, pp. 461-474, 2014, Project MUSE, doi: 10.1353/csd.2014.0051

Quinlan, Casey. “How Racial Bias Affects the Quality of Black students’ Education.”  Thinkprogress, 18th July 2016.  www.thinkprogress.org/how-racial-bias-affects-the-quality-of-black-students-education-642f4721fc84/

Smith, William A, Man Hung, Jeremy D Franklin. “Racial Battle Fatigue and the MisEducation of Black Men: Racial Microaggressions, Societal Problems, and Environmental Stress”  Journal of  Negro Education, vol. 80, no. 1, pp. 63-82 (2011), bepress https://eric.ed.gov/?id=EJ942380

Imagen: pixabay

Shreyansh cursa la carrera de pregrado en economía y estadística, con un énfasis en periodismo en la Universidad George Washington. Otra versión de su artículo fue publicada aquí. Se puede contactar a Shreyansh al correo shreyanshbudhia@gwu.edu.