Incertidumbre Plaga las Elecciones Hondureñas 2017

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Por Alexia Rauen, Traducido por Martina Guglielmone

Honduras se ha disuelto al caos producido por la elección que ocurrió el 26 de noviembre. La elección enfrentó al presidente titular, Juan Orlando Hernández del partido derechista Partido Nacional de Honduras, contra Salvador Nasralla de la coalición La Alianza de Oposición Contra la Dictadura. Este no fue el primer encuentro de estos candidatos, ya que Nasralla se había postulado contra Hernández para la presidencia en 2013.

Hasta 2016, las reelecciones no eran permitidas bajo la constitución hondureña. The New York Times detalla como Hernandez utilizó su posición como cabeza del congreso en 2012 para remover cuatro miembros de la corte suprema. Tras haber sido reemplazados por “lealistas a Hernandez,” una medida para permitir las reelecciones fue pasada después de que Hernández subió a la presidencia en 2014. Sin embargo, las reelecciones no son apoyadas por alrededor de dos tercios de hondureños. Por lo tanto, en los ojos de la mayoría de ciudadanos hondureños, el derecho de Hernandez de postularse a la presidencia nuevamente carece credibilidad, y su victoria definitiva es perjudicada por acusaciones de inconsistencias en el conteo de votos.

En el conteo inicial de votos tras las elecciones de noviembre, Nasralla mantuvo una ventaja de 5% después de que casi 60% de los votos hayan sido contados. Tras una presunta falla técnica, no hubieron resultados comunicados por un dia y medio. Cuando los resultados volvieron a ser comunicados, Hernandez mantenía la ventaja sobre Nasralla. Una vez que el conteo llegó a 88%, Hernandez había obtenido una ventaja de 0.8% sobre su oponente. Al final, el conteo presentado por el tribunal electoral hondureño le dio 42.95% del voto a Hernandez, y 41.42% a Nasralla. Esta siendo disputado que un cambio tan dramático en los resultados tras haber contado 60% de los votos es altamente improbable.

Después de que el error técnico detuvo las noticias de los resultados, los ciudadanos de Honduras tomaron las calles para protestar lo que percibieron como corrupción en estas elecciones. Actualmente, aproximadamente 16 han muerto (con algunos reportes estimando que tantos como 22 han muerto), y 1,600 han sido arrestados ya que las protestas se convirtieron en violentas. El gobierno implementó un toque de queda impuesto por la milicia entre las horas de 6 p.m. y 6 a.m., pero esto no impidió a los ciudadanos hondureños de “golpear ollas y sartenes” en sus casas como una forma de protesta.

Reuters reportó el 10 de diciembre que el tribunal electoral había completado un recuento parcial, que enlistó menos de un tercio de las urnas totales. Este recuento dió a Hernández 50.1% del voto y Nasralla 31.5%. Después de la emisión de estos resultados, el partido coalicionista de Nasralla ha solicitado oficialmente que los resultados electorales sean desechados y que nuevas elecciones sean llevadas a cabo. Manuel Zelaya, el expresidente de Honduras, quien fue derrocado en un golpe de estado en 2009, es el “coordinador” del partido coalicionista de Nasralla y ha declarado que Nasralla es el verdadero ganador de las elecciones. Como NPR reporta, para algunos hondureños, estas elecciones son un recordatorio del conflicto político tras el derrocamiento de Zelaya.

La Organización de Estados Americanos ha tomado una postura fuerte en contra de la legitimación de los resultados de estas elecciones. Luis Almagro, el Secretario General, dijo que el voto tuvo “muy baja calidad técnica” y declaró que nuevas elecciones son son necesarias. Nasralla viajó a los Estados Unidos para reunirse con el Departamento de Estado y la OEA en referencia a las elecciones. Aunque la OEA exigió una ronda nueva de votos, Mexico, quien es miembro de la OEA, aceptó formalmente a Hernández como ganador. Los resultados de las elecciones también han sido apoyados por el país limítrofe de Guatemala, al igual que Colombia. Estados unidos comentó que Hernández había sido proclamado ganador, pero evito tomar una posición firme en el asunto. De todas maneras, económicamente, Estados Unidos ha expresado aprobación por el gobierno hondureño, acordando a un paquete de ayuda el 28 de noviembre, dos días después de las elecciones polémicas.

La reelección de Hernandez carece legitimidad a un nivel domestico, e internacional, y la capacidad de Hernandez para retener el control de la nación permanecerá pendiente si los constituyentes hondureños continúan protestando su mandato. Hernandez y su vicepresidente Ricardo Alvarez exigen que los resultados de las elecciones sean respetados. Pero si los manifestantes y la OEA consienten a sus exigencias de elecciones nuevas, podrían forzar la mano del gobierno. Históricamente, la corrupción ha sido ganadora, como lo hizo en el golpe de estado de 2009. Solamente a través de presión extrema por parte de la comunidad domestica e internacional se podrá conseguir un resultado diferente.

Imagen: wikimedia